
Volcán Cayambe visto desde el parque Rumipamba en la ciudad de Quito. Foto: Danny Ayala Hinojosa
Flujos piroclásticos y derrumbe de domos. Los flancos Norte y Este del Cayambe se consideran propensos a presentar Flujos piroclásticos siguiendo a la actividad extrusiva, estos afectarían a la captación de agua “Tabacundo”, ubicado en la parte norte del volcán. También se debe considerar la posibilidad de extrusión de un domo en la cumbre del volcán que podría generar flujos piroclásticos que descenderían también por el flanco occidental (valle del río Blanco) con riesgo para las zonas altas de la ciudad de Cayambe.
Flujos de lodo o lahares. Tras los flujos piroclásticos seguirían flujos de lodo causados por el súbito deshielo glaciar siendo los drenajes más afectados los ubicados en los flancos norte y este, tributarios del río Azuela y en menor medida los drenajes del flanco sureste, tributarios del río Huataringo. Estos dos ríos confluyen en el extremo oriental y forman parte del sistema de drenaje de los rios Salado-Quijos-Coca. Los oleoductos Trans-Ecuatoriano y el Oleoducto de Crudos Pesados podrían ser afectados por lahares. Una erupción en la cumbre podría causar lahares en el río Blanco que desciende directamente de la cumbre del volcán, y que atraviesa la ciudad de Cayambe; y en menor medida los ríos Monjas y Guachalá en la parte suroeste y La Chimba en la parte noroeste del Cayambe.
Colapsos, derrumbes y avalanchas. Las fuertes pendientes y desnivel del volcán hacen que un colapso sectorial del edificio sea una posibilidad tomando en cuenta la historia geológica que evidencia eventos que han ocurrido al menos dos veces, afectando los flancos norte y oeste. De particular importancia es el colapso que afectó el flanco occidental, vestigio del cual es la cicatriz en forma de herradura existente en la cabecera del río Blanco y los depósitos laháricos y/o de avalancha de escombros que se encuentran cubriendo la planicie de la ciudad de Cayambe.