
Erupción freática del volcán Guagua Pichincha con baja carga de cenizas. Foto: Danny Ayala Hinojosa.
Este es el más activo de los volcanes de la cordillera occidental, experimentando innumerables erupciones pasadas en el Pleistoceno y Holoceno, y algunas en tiempos históricos. Actualmente presenta enjambres sísmicos con regularidad, fumarolas, y esporádicas emisiones de gases. Cerca del crater hacia el occidente del volcán, se aprecian fuentes termales con temperaturas que superan los 70°C, producto de fumarolas condensadas bajo la superficie. Estas aguas termales y erupciones freáticas contienen diverso contenido mineral.
Su última erupción ocurrió entre los años 1999-2000 expulsando material magmático joven fruto de la destrucción de sus 8 domos consecutivos resultando en varias caídas de ceniza que no sobrepasaron los 5 mm de espesor en las áreas más cercanas. En ese año se presentaron flujos piroclásticos producto de la construcción y destrucción de sucesivos domos hacia el oeste en zonas deshabitadas y lahares muy localizados en esa misma dirección, producto del contacto de los piroclastos con ríos cercanos, principalmente el río Cristal.
Hoy en día, se considera que la actividad del Guagua Pichincha se encuentra en bajo nivel, sin cambios sustanciales en los niveles de las fumarolas, pero con incrementos intermitentes en el número de eventos sísmicos.
El volcán está siendo monitoreado constantemente por el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, encargado de la vigilancia del Guagua Pichincha y otros volcanes activos del Ecuador. El Instituto posee alrededor de 12 sismómetros en distintos lugares del edificio volcánico y un sensor acústico en el cráter, 4 inclinómetros y diversos equipos para monitoreo geoquímico. Las visitas y sobrevuelos al volcán son regulares para evaluar su estado físico y temperaturas del cráter.