La nueva especie de Viola de los Andes de Chile central (Viola imbricata), asignada a la sección Sempervivum del subgénero Neoandinum, es una especie microendémica al igual que la mayoría de las Viola altoandinas.
Kora Menegoz, investigadora, guía de montaña e ingeniera forestal halló la especie mientras ascendía a las cumbres de la comuna de San Fabián de Alico. La planta forma parte del género al que pertenecen especies conocidas como los pensamientos y las violetas. Crece en zonas escarpadas, en pedregales y tiene flores amarillas, lo que es poco común. En el lugar donde fue hallada se la se encontraban 70 especímenes.
Kora detalló el hallazgo en la publicación científica Phytotaxa junto a otros investigadores (John M. Watson, Ana R. Flores, Pedro E. Cofré-Valenzuela, Marcelo A. Ortúzar-Simonetti y Juan L. Celis-Diez), denominando la especie como “Viola imbricata (Violaceae), una especie endémica local del subgénero Neoandinio de los Andes de las regiones del Maule y Ñuble, Chile central.
“Una roseta de Viola con flores amarillas fue descubierta en 2016 durante un ascenso a las montañas más altas en San Fabián de Alico, Ñuble. Mientras tanto la misma especie fue descubierta por montañistas en el Nevado de Longaví (diciembre de 2014; enero de 2019), Cerro El Toro (enero de 2026; 2018; 2022) y Cordón de la Quemada (2022) en los Andes de la cuenca del río Achibueno, Región del Maule. La especie recién descubierta se circunscribe dentro del subgénero Neoandinium por ser una roseta subacaula con hojas imbricadas, apéndice nectarífero de los dos estambres inferiores filiforme y cresta trilobulada. Las 19 especies que componen actualmente este subgénero (11 secciones), conocidas comúnmente como violas rosuladas andinas, se distribuyen entre el Ecuador y el sur de la Patagonia. La mayoría de ellas son microendémicas con poblaciones pequeñas y con rangos de distribución muy estrechos. Suelen crecer en hábitats muy inaccesibles, a grandes altitudes en los Andes, y suelen pasar desapercibidas para los montañistas debido a que son pequeñas y el color de sus hojas es similar al del sustrato rocoso. Esto explica por qué aún son poco conocidas en comparación con otros taxones de Viola”.
La publicación agrega que “aún no se ha realizado un estudio filogenético completo con análisis molecular para las especies de Viola sudamericanas. Los nuevos taxones que se están descubriendo pueden asignarse a secciones en base a estimaciones de la taxonomía clásica, pero aún no pueden ubicarse en un contexto filogenético real”.
Kora, con conversación con La Discusión, abundó además en el valor que tiene la zona donde descubrió la nueva especie, que se ubica al norte de la Región de Ñuble, en su franja cordillerana, y donde se han descubiertos otras variedades de plantas andinas. “En esta zona de transición climática, se entremezclan especies esclerófilas, especies caducifolias y especies típicas de la selva valdiviana. Estos bosques, únicos en Chile por su tremenda riqueza y las numerosas especies endémicas y en peligro que los habitan, constituyen un patrimonio de alto valor ambiental muy amenazado. En los últimos años (2021-2024), se han descrito cuatro especies nuevas para la ciencia en este territorio, que también es parte de la Reserva de la Biósfera Corredor Biológico Nevados de Chillán – Laguna del Laja, y posee la categoría de Zona de Interés Turístico (ZOIT). La última especie oficialmente descrita y publicada es la Viola imbricata, comúnmente llamada por los arrieros ‘Viola catita’ por su forma parecida a la cabeza de una catita o loro cachaña. Esta especie crece en los cerros más altos de la Región del Maule y del norte de la Región del Ñuble, en pequeñas poblaciones ubicadas en sitios rocosos entre los 2.300 y 2.900 metros de altura. El grupo investigador utilizó los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN, para determinar que la nueva viola se encontraría en ‘peligro crítico’. Por otro lado, Berberidopsis granítica, otra especie recientemente descrita y endémica de la precordillera de San Fabián, fue reconocida como en Peligro Critico por el Ministerio de Medio Ambiente a fines del año 2024. Estas plantas, por la altitud a la cual crecen, son muy sensibles al cambio climático”.
Con información de La Discusión (Chile)